Foto tomada de elpais.com
10.000 ranas gigantes han aparecido muertas en el río Coata, que desemboca en el lago Titicaca. Este anfibio es una especie endémica del lago que comparten Perú y Bolivia, y por eso se la conoce como rana gigante del Titicaca. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) declaró esta especie en peligro crítico de extinción en 2004. La semana pasada, ciudadanos de la región de Puno, en Perú, dieron la voz de alarma porque estaban apareciendo muchos ejemplares de esta rana gigante muertos. El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) de Perú realizó un primer muestreo del río y encontró evidencias de que habían muerto alrededor de 500 ranas en una franja de 500 metros. Un estudio más detallado estima que han sido 10.000 ejemplares de rana gigante en una distancia de 50 kilómetros las que han muerto en el río Coata.
Roberto Elías, veterinario responsable del programa Perú del zoológico de Denver e investigador de la Universidad peruana Cayetano Heredia, respondió a la petición de ayuda del Serfor para realizar la investigación de lo ocurrido con las ranas. Elías es experto en anfibios y lleva trabajando en un programa para la conservación de la especie de rana gigante del Titicaca desde 2010. “El problema es que las ranas muertas que me envió el Serfor estaban en estado de descomposición y no hemos podido hacer nada con ellas”, explica Elías. Por este motivo, el experto pretende viajar esta semana al lago Titicaca para analizar el agua del río Coata y del lago. Lo que sí se sabe es que hace pocas semanas varios ayuntamientos de la región de Puno han llevado a cabo tareas de limpieza del fondo del río con una draga, una maquinaria pesada que sirve para remover el fondo de un río.
El río Coata pasa por la ciudad de Juliana, una de las más importantes de la región de Puno. “El problema es que no cuidan del río”, cuenta Elías. Allí se vierten todo tipo de residuos y por eso tiene un alto nivel de contaminación, igual que ocurre con la mayoría de los ríos que desembocan en el lago. Es una región que, además, cuenta con mucha producción agrícola y minera, y todos los residuos de las minas y las ciudades van a parar al lago. “Las aguas residuales, además, llegan sin tratar”, cuenta Elías. El veterinario opina que al haber removido el fondo del río se habrá liberado algún tóxico que ha matado a las ranas.
La rana gigante del Titicaca se caracteriza por su gran tamaño y por los pliegues de su piel, de la que extrae todo el oxígeno que consume. “Estos anfibios son muy sensibles y los llamamos centinelas ambientales porque en cuanto se modifica algo en el ambiente, son las primeras en morir”, señala Elías. El veterinario asegura que lo más importante ahora es saber de qué han muerto las ranas y aprender de ello para que no vuelva a ocurrir.
Un portavoz del Serfor ha asegurado a este periódico que los expertos están investigando lo ocurrido y que hasta que no se lleven a cabo los correspondientes análisis no se sabrá cuál es la causa de la muerte de las ranas. El portavoz admite que todo apunta a que la limpieza del río es el desencadenante del suceso, pero aún no se sabe qué es lo que las ha matado exactamente. La contaminación no es el único problema que tiene la rana gigante del Titicaca, también está el comercio ilegal. “Para combatir esto ya existen leyes que lo prohíben, pero hace falta mano dura para hacer cumplir esa legislación”, explica Elías.
Un problema conocido
Un problema conocido
Arturo Muñoz, biólogo del Museo de Historia Natural Alcide D’Orbigny e investigador de la Universidad de Gante, está al frente de la Iniciativa Anfibios de Bolivia. El biólogo explica que lo que ha ocurrido esta vez con las ranas ya ha pasado otras veces. Muñoz y su equipo empezaron a estudiar la rana gigante en 2008, cuando empezaron a aparecer las primeras ranas muertas en el lago Titicaca. “Entonces eran muertes aisladas, pero en 2009, 2011 y 2013 se dieron los primeros episodios de ranas muertas de forma masiva. Pero la de 2015 fue la más grande de todas”, cuenta Muñoz. A raíz de este suceso, el equipo decidió hacer un análisis profundo del Titicaca a largo plazo. Los investigadores encontraron zonas de 300 kilómetros cuadrados en las que en 2015 ya no quedaba ni un solo ejemplar de rana gigante.
El suceso de 2015 se produjo en el lado del lago boliviano, donde la profundidad del agua es menor que en la parte peruana, después de un episodio de fuertes lluvias que removieron el fondo del Titicaca. “Al haber tanta contaminación acumulada en el fondo, en cuanto se remueve un poco, se liberan unas toxinas que matan a las ranas”, explica Muñoz.
En cuanto a una posible solución, ambos investigadores coinciden en la necesidad de elaborar un plan conjunto entre Perú y Bolivia de conservación del lago Titicaca. Se están empezando a poner en marcha proyectos de tratamiento de agua en los ríos que desembocan en el lago. “Pero en el propio lago no se está haciendo nada y es urgente actuar. Nosotros hemos visto que el sustrato del fondo es prácticamente lodo”, advierte Muñoz. Junto con la contaminación también está el problema de las algas verdes que desestabilizan el lago. “Son algas que consumen todo el oxígeno y cuando mueren caen al fondo y se crean bacterias que también se comen el oxígeno”, explica Muñoz.
Por todo esto, los expertos señalan la urgencia de un plan coordinado de saneamiento ambiental para conservar el lago y sobre todo, la rana gigante del Titicaca porque hasta que no se limpie en profundidad, volverán a morir. “En el lago se está creando un ambiente tóxico que en cuanto se vuelva a remover por el motivo que sea, se van a volver a producir las muertes masivas”, concluye Muñoz.(ERBOL)
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