En algunos barrios exigen copia de factura de EPSAS para acceder al recurso. A Pampahasi llegaron 4 cisternas de la Gobernación del Beni custodiadas por militares.
Página Siete/ Leny Chuquimia / La Paz
Con molestia y disputas entre vecinos, ayer comenzaron a funcionar los tanques de agua instalados en las zonas afectadas por el racionamiento. En algunos puntos no hay control que garantice una distribución equitativa; y en otros, exigen la fotocopia de la factura de EPSAS como requisito para recibir el líquido.
"Señora, todos necesitamos llevarnos un poco de agua. Por favor tenga consideración”, gritan molestos varios vecinos desde la larga fila ante el tanque de agua instalado ayer en Pampahasi.
En este punto permanentemente hay 40 vecinos con baldes y tachos. Los que logran conseguir un poco de agua son rápidamente sustituidos por otros que llegan en busca del líquido.
En la ladera Este, la comuna y EPSAS instalaron 19 de los 44 tanques destinados a los 94 barrios que sufren el racionamiento de agua. Cada dispensador tiene capacidad para 10.000 litros y será recargado una a dos veces por día, dependiendo la demanda.
¿A cuántos vecinos se puede abastecer con eso?, cuestiona Rolando Espinoza. "Debemos ser considerados”, exhorta.
En cuanto el tanque fue habilitado -la noche del miércoles- Espinoza se sumó a la fila, pero cuando llegó su turno el agua no alcanzó más que para llenar su cuarto balde. "Se acabó y tuve que vigilar hasta que lo recarguen. A ver si ahora alcanzo a tener algo más”, dice.
El tanque tiene cuatro grifos, pero dos son acaparados con al menos cinco bidones de alta capacidad de una sola propietaria. Haciendo oídos sordos a los reclamos, continúa el acopio.
"No hay control y cada quien recibe lo que puede”, asegura Rosa Manzaneda. Ella logró llenar cinco galones: cuatro de cinco litros y uno de tres.
Esa reserva debe ser compartida entre los cinco miembros de su familia. "Esto es simplemente para la comida, tengo niños pequeños y a ellos no les puede negar el desayuno, el almuerzo y la cena”, argumenta.
Mientras la fila avanza, las puertas de la Planta Potabilizadora de Agua de Pampahasi se abren para recibir una caravana de cuatro cisternas. A los costados, los vehículos llevan la identificación de la Gobernación del Beni con la leyenda "uso oficial”.
Los carros cisterna son escoltados por militares hasta el interior de la planta. Ahí los higienizarán, recargarán de agua y les asignarán una ruta.
En las filas del tanque hay muchos vecinos de Villa Salomé, donde las cisternas no llegan con el suficiente líquido. "Anoche (miércoles) hemos intentado llevar una cisterna, pero en el camino nos han hecho parar y ahí se ha vaciado el líquido”, cometa don Rolando.
Para Villa Salomé, que comprende seis barrios, se ha dispuesto otro tanque al ingreso de la Ciudad del Niño. Allí aún no hay filas. El enorme recipiente tiene pegado un letrero: "Se comunica a los vecinos del sector Antenas que hoy (ayer) jueves el tanque funcionará a las 18:00. Para recibir el agua deben portar fotocopia de su factura del servicio además de traer sólo cuatro baldes por familia”, anuncia.
Por los años 80 no era raro ver mujeres, niños, hombres y ancianos bloqueando las calles con largas filas de garrafas de gas, esperando los camiones. Hoy los movilizados no cargan garrafas, sino baldes y turriles vacíos.
"La historia se repite. Recuerdo que los camiones de gas llegaban igual que las cisternas, con soldados y militares que se encargaban de repartir y despachar a las personas”, cuenta Espinoza. En aquel entonces él era un niño que hacía filas para sus vecinos a cambio de unas monedas.
"Creo que otra vez no va a alcanzar agua para mí. Ojalá que la cosa no empeore”, comenta don Rolando, mientras trata de contar cuántos baldes faltan para que llegue el turno del suyo.
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