lunes, 26 de junio de 2017

El amor en tiempos de apps e internet



La tecnología logra hacernos la vida más fácil, incluyendo la amorosa y, en plena era digital, millones de personas siguen buscándose entre sí. Pero ahora, para encontrarse, les basta con tener el smartphone siempre a mano...

Página Siete / Nora Cifuentes

Los tiempos cambian y la sociedad se adapta a ellos, pero las necesidades humanas siguen siendo las mismas. Entre ellas, la de relacionarse, como seres sociales que somos… Pero, gracias a la revolución tecnológica y a sus avances  ahora hay muchas más formas de lograrlo. 

Si bien para muchos siguen llevándose las salidas discotequeras, las citas concertadas por amigos  y la búsqueda entre los círculos de conocidos, nada de eso es incompatible con las alternativas que ofrecen internet y los teléfonos móviles.

Si en un principio webs de citas como Badoo (badoo.com), Meetic (www.meetic.es), o eDarling (www.edarling.es) irrumpieron con fuerza, ahora lo que se lleva son las aplicaciones para smartphones. Muchas de estas páginas han sacado su propia versión en forma de app, y otras han surgido directamente en el mercado móvil, pisando con fuerza.

TINDER, LA APP DE LOS MILLENIALS

Aunque Badoo siga siendo un titán en la industria del ligue, con casi 350 millones de usuarios registrados y 60 de ellos activos mensualmente según indican en su propia página web, su adaptación al smartphone se ha visto amenazada por el rápido crecimiento de Tinder.

Al revés que Badoo, esta aplicación móvil está testeando ahora su versión web en algunos países, pero, por el momento, su terreno son los dispositivos de bolsillo. La corporativa a la que pertenece, Match Group, es propietaria también de otra de las web más famosas, Meetic. Y, entre todos los sitios on line y aplicaciones de relaciones que posee, suma ganancias de unos 280 millones de dólares tal y cómo informó Ticbeat (www.ticbeat.com) en 2016.

En concreto, Tinder, disponible en 24 idiomas, tiene 50 millones de usuarios, 10 de ellos activos diariamente, tal y como reflejan las estadísticas de DRM (expandedramblings.com). Además, un millón de ellos son de pago: usar la app es gratis, pero disponen de servicios "premium” para aquellos que deseen abonar una módica mensualidad o realizar microtransacciones.

De esa enorme cantidad de usuarios, que generan unos 26 millones de encuentros al día en la aplicación, el 79% son millenials, es decir, pertenecientes a las generaciones más jóvenes. 

Es el caso de Carol, una joven de 24 años con experiencia en este tipo de redes: "Llevo casi un año en Tinder” dice a EFE, "y también me hice un perfil en Wapa -una app para conocerse solo entre mujeres- hace dos años o año y medio”.

"Para mí Tinder es la mejor app para ligar”,  comenta Carol, quien aclara que,  contra lo que muchos detractores suelen opinar, "no hay solo gente buscando sexo, aunque sea una de las posibilidades, también hay personas que están ahí para conocer gente y existe la opción de hacer grupos para salir de fiesta”. 

"He encontrado hasta  grupos de amigos que buscaban nuevos miembros o gente que es nueva en la ciudad, e incluso he visto gente que buscaba una relación y, de hecho, algunas de mis citas querían ser mi pareja”, añade, relatando su experiencia personal: "he hablado con mucha gente, pero de ellos habré quedado con un 5% y, de ese porcentaje, con la mitad o menos ha surgido algo”.

No es el único caso, ya que Carol asegura que conoce a varias parejas que se han conocido a través de Tinder u otros sistemas similares: "dos de ellas ya llevan un año saliendo”, comenta.

Y es que, a pesar de toda la estigmatización en torno a las nuevas tecnologías, para los expertos no hay por qué alarmarse tanto: "son nuevas vías de comunicación con sus propios códigos y podemos manejarlos mejor”, comenta en entrevista con EFE el sexólogo Luis Tejedor, que acaba de sacar a la venta El pequeño libro de la seducción.

El título corresponde a un manual que busca ayudar a "entender y conseguir dominar con equilibrio las tres necesidades de hombres y mujeres, de cualquier orientación sexual” y que, entre otros muchos temas, habla de las redes sociales y las nuevas tecnologías a la hora de relacionarse.

Las interacciones sociales y las relaciones afectivo-sexuales fluctúan  acercándonos o alejándonos de las personas que nos atraen de una forma a veces casi "misteriosa”.

 Para resolver esta incertidumbre, este libro enseña a "seducirse a uno mismo” primero, como una parte fundamental y previa basada en nuestro autoconocimiento y autoestima, para luego ofrecer "al otro” lo que somos de una forma atractiva y sin trucos.   

Para la psicóloga Núria Jorba, experta en sexología y autora del libro Sexo Gourmet, estas opciones digitales "son una fuente muy interesante de conocer gente y permiten llegar a personas que, de otro modo, no se conocerían. Así como facilitan la opción conectar con ellas simplemente a través de un clic”, aunque añade a EFE que "todo depende de cómo se usen”.

"Usualmente, la gente las utiliza como una optimización del tiempo” explica Luis Tejedor, quien añade que "todo lo que no implique un abuso de estas aplicaciones es razonable”.

VENTAJAS Y RIESGOS

El uso abusivo o descontrolado de estas aplicaciones no es la única desventaja que conllevan, según los expertos, también existe la posibilidad de engaños por parte de terceros, perfiles falsos, o los propios autoengaños y las falsas expectativas. 

"Creo que pecamos de proyectar una imagen que no es representativa ni fidedigna de nosotros mismos. Todos salimos estupendos, guapísimos, divertidísimos...”, explica Luis Tejedor, quien considera que "algunos se toman muy poco tiempo en enseñar unos atractivos reales que sería justo mostrarse”.

Núria Jorba cree que esta nueva forma de relacionarse, "promueve en parte una baja implicación, un guiarse simplemente por el físico. El estar con varias personas al mismo tiempo, el valorar las relaciones por las características de la otra persona, en vez de por los sentimientos y la complicidad… la mayor facilidad de sufrir engaños”.

La sexóloga pone de ejemplo, entre otros, el viralizado "efecto ghosting”, en el que la persona desaparece y rompe el contacto de repente. Su compañero de profesión, Luis Tejedor, cree que, además, "pueden adormecer los nervios e inseguridades y generarnos cierta comodidad aparente”.

"Tarde o temprano nos vamos a tener que enfrentar al encuentro, a la cita, al cuerpo y cuerpo”, subraya, y aconseja que, "cuanto antes nos enfrentemos ‘al Otro’ con nuestros cinco sentidos, cara a cara, mejor, ya que así no idealizaremos a la persona que estamos conociendo ‘on line’”.

Carol recalca otro tipo de aspectos que, según su opinión, necesitan mejorarse: "para personas bisexuales tiene el fallo de que te salen casi todo el rato hombres y apenas mujeres y, si lo pones solo para mujeres, se te cuela también algún hombre” explica.

Sin embargo, asegura que su experiencia, en líneas generales, ha sido positiva: "no me han tratado mal ni han ido al grano directamente”. 

EL FUTURO ES YA UN PRESENTE

Al ser preguntada por la evolución que tendrán las relaciones y la forma de buscarlas, Núria Jorba responde a EFE: "ya estamos viendo bastante el futuro cercano. Cada vez hay más predominio del mundo on line”.

"También existen cada vez más relaciones cortas y de baja implicación, así como separaciones con mayor facilidad y más opciones de estilos de relaciones”, añade. 

Sin embargo, ante la opción de que superficialidad y soledad puedan ir de la mano, la sexóloga afirma que "como todo en la sociedad, se acabará autorregulando. Se volverá un poco a profundizar y a buscar esa conexión y complicidad en la pareja”.

Algo distinto a lo que opina Luis Tejedor, quien cree que "en los próximos 30 años, contemplaremos, sin ninguna resignación, que las parejas tienen una fecha de caducidad intrínseca al concepto y que, por ello, además de planificar las cosas de manera más individual, nos entenderemos como ‘compañeros de viaje temporales’”. Un viaje para el que, de momento, la mejor manera de encontrar a esos acompañantes parece caber, como casi cualquier smartphone de hoy, en la palma de la mano.

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