El entierro de la niña Eva Quino el pasado 18 de marzo. Foto: La Razón
Pasaron cinco días de la muerte de Eva de hambre, y la vida de los ocho
miembros de la familia que queda parece encontrar una luz. Alan empieza
a trabajar este miércoles en el Gobierno y espera reunir a sus hermanos
y padres. Ya “no están tan tristes porque ya tienen algo que comer”,
dice con la voz entrecortada.
Eva murió el jueves 16 sin que nadie se percatara, según el informe
médico por desnutrición severa. Fue sepultada y en el velorio, como en
el último adiós, solo estuvo Alan porque sus hermanos fueron internados
en un centro de acogida y sus padres en un hospital.
“Ayer fui a firmar el contrato con el Fondo de Productivo Social,
trabajaré como asistente administrativo”, contó y dijo estar “contento
porque es una nueva oportunidad". El Gobierno está ayudando a mi
familia, añadió.
Es el mayor de cinco hermanos, incluida la extinta Eva (12). El año
pasado salió bachiller y anhela estudiar cualquier carrera inmersa
dentro de ingeniería. “Quiero estudiar ingeniería de sistemas, civil o
petrolera”, sostiene.
Vive en un pequeño cuarto en una zona alejada de El Alto. Sus hermanos
dejaron la escuela y comían muy poco o nada, dependiendo del dinero que
conseguía con trabajos eventuales. Sus padres ingresaron en una
depresión y enfermaron.
Lourdes Quino (44) y Eliceo Vega (63), perdieron la esperanza.
Alan visitó a su mamá en el Hospital General la tarde de este martes. Foto: Miriam Chávez
“Mi hermana falleció por problemas de desnutrición. También tenía
epilepsia. Hace cuatro años que le ha dado combustiones. Al inicio fue
una vez al mes después una vez a la semana y después ya eran tres
veces”, rememoró.
Según Alan (19), la tragedia para su familia empezó hace tres meses,
después de que los desalojaran de la casa donde vivieron 14 años. “Nos
fuimos a otra vivienda y ahí ocurrió las desgracias que pensé jamás iban
a pasar”, lamentó.
Sus padres y hermanitos también padecían desnutrición. A Lourdes le
diagnosticaron también una hernia y a Eliceo tuberculosis; ambos
permanecen internados en el Hospital General.
Mientras que Antonio (13), Andres (9) están en instalaciones de la
Defensoría 24 Horas de El Alto. En tanto que Serafina (8) y Paola (3)
reciben atención médica para superar la desnutrición.
“Ellos permanecerán ahí hasta que todo se estabilice y le den de alta a
cualquiera de mis papás. Yo creo será dentro de tres o cuatro semanas”
cuando volvamos a estar juntos otra vez, sostuvo.
La responsable Género de la Alcaldía de El Alto, Ana María Saavedra,
informó que las menores se recuperan favorablemente, en tanto que
Antonio debe ser tratado sicológicamente porque fue afectado por lo
ocurrido en su familia.
Con la voz entrecortada asegura que sus hermanos “no están tan tristes porque ya tienen algo que comer”.
El Gobierno otorgó a la familia de Eva un terreno en la zona de Alto Chijini y comprometió la construcción de una casa.
Si desea colaborar con la familia comuníquese con el celular 79649457.
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