Jair Messias Bolsonaro está a menos de dos meses de tomar las riendas de poder en Brasil. Su contundente triunfo electoral ya ha provocado uno de los terremotos políticos más graves de la historia del gigante brasileño, cuyas ondas expansivas ya se sienten en América Latina, en general, y en Bolivia, en particular.
Eju!
Desde el 1 de enero el tablero político de la región será otro tras la asunción del ultraderechista militar brasileño y líder del Partido Social Liberal (PSL).
Bolsonaro anima a políticos conservadores de la derecha boliviana, entre ellos, a Víctor Hugo Cárdenas, Norma Piérola, incluso Jorge Tuto Quiroga y a varias plataformas ciudadanas que rechazan la postulación de Evo Morales para las elecciones de 2019.
Piérola, la única mujer en campaña a un año de las elecciones, se declara admiradora del presidente electo de Brasil, el ultraderechista Bolsonaro y afirma que se lanzó a la contienda electoral con el fin de “que se reconstituya en este país, el respeto pleno a la vida, a la dignidad” (ver pág. 6).
A su vez, el mandatario electo pone a la defensiva al Gobierno de Evo Morales que espera en la incertidumbre las primeras medidas de Bolsonaro.
Además, el ascenso de Bolsonaro anticipa una completa revisión de las políticas comerciales, de infraestructura y de seguridad que sostienen Brasil y Bolivia en temas estratégicos como la venta de gas natural, la conexión bioceánica, el narcotráfico y las migraciones.
Las primeras señales auguran un giro de Brasil hacia Estados Unidos, Chile, Argentina e Israel, cuyos mandatarios, Donald Trump, Sebastián Piñera, Mauricio Macri y Benjamín Netanyahu tienen amplias afinidades ideológicas con Bolsonaro.
La influencia de Bolsonaro en la región, y en particular con Bolivia, se dará en dos planos: político y económico.
Con fuerte peso político
El analista político José Rafael Vilar destaca que Bolsonaro ganó las elecciones en Brasil de forma contundente, lo que le da un poder inesperadamente grande para influir en las políticas locales, pero también a escala regional.
“El domingo pasado, Jair Messias Bolsonaro ganó incuestionablemente y desde el primer día de 2019 y hasta el último de 2022 gobernará Brasil, una realidad que —gústenos o no— atañerá a todos en Bolivia”, indicó.
Por ello, “sería un craso error si obviábamos cuán relacionados estamos con Brasil. Hoy es bueno recordarlo y ampliarlo, más allá del gas —que hasta ahora fuera un sueldo para Bolivia— pero también incluyéndolo junto con otros rubros de ingresos que también se verán afectados, como la potencial venta de electricidad e, incluso, el corredor bioceánico”.
“Al Brasil de Bolsonaro —tan explícito y exabrupto como Donald Trump y Evo Morales— hoy lo separan de Bolivia grandísimas divergencias estratégico-programáticas —Brasil quiere mirar a los EEUU y no al Mercosur ni a sus vecinos, incluyendo su eterno socio Argentina—, mientras quiere combinar nacionalismo —tan caro a los gobiernos militares brasileños— con liberalismo económico “duro”, preconizado por su gurú económico: Paulo Guedes, un Chicago Boy como los de El ladrillo en Chile en los 70”, explica el analista.
Pero mayor son las ideológicas: derecha muy dura en Bolsonaro contra socialismo 21 de Morales, esa será la tónica principal, alerta Vilar.
En una Sudamérica cada vez más a la derecha —Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, moderado en Perú, Ecuador desde el centro y, posible, pronto Uruguay—, Bolivia sigue anclada en la década pasada.
“Plataformas ciudadanas —más dinámicas y más creativas que los partidos— se han acercado a Bolsonaro, por afinidad o por estrategia. El contexto es proclive, como negativo para el masismo. Criticarlo sin entenderlo sería un grave error prorroguista”, indicó.
Izquierda comprometida
El periodista y ex defensor del pueblo, Hernán Cabrera, alerta que “el nuevo escenario de poder en Brasil tendrá su cuota de influencia en la política y realidad boliviana y por ende de América Latina.
A partir de enero de 2019 el gigante brasileño tratará de pisar más fuerte y expandirse más, bajo el argumento que con la izquierda han perdido tiempo. Las conquistas sociales serán las más perjudicadas en esas medidas de ajuste”.
En Bolivia, “2019 será un año netamente electoral, y los candidatos contrarios al MAS se sentirán fortalecidos por el retorno del ciclo conservador, el que pretende liderar Bolsonaro”.
“Tendremos Bolsonaro en la agenda electoral y política para rato, aliado de la oposición, y el que también se convertirá en un claro enemigo político de los actuales gobernantes de Bolivia”, indicó.
La consigna “un Bolsonaro boliviano”, es un pedido que se escucha en diversos sectores sociales.
“Quizás sean pocos los que piden un gobernante de este calibre, pero son voces que se empiezan a escuchar y a medida que nos acerquemos a las elecciones nacionales, se escucharán con más fuerza”, afirmó.
“Lo preocupante que en Bolivia muchos están pidiendo una réplica del brasileño, añorando las dictaduras fuertes de Banzer, que prometió orden, paz y trabajo y Arce Gómez que dijo que gobernaría 20 años con el testamento bajo el brazo. Siempre la conciencia colectiva asocia militares con un régimen de fuerza. Sería todo un retroceso para la democracia boliviana, volver a un gobierno de esas características”, destacó Cabrera.
Mercosur y BRICS
Una preocupación en América del Sur, especialmente en Argentina, y el hemisferio sur pasa por saber si Bolsonaro continuará o no con el respaldo hacia el Mercosur y hacia los países emergentes aglutinados en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, advirtió de que si Bolsonaro se aleja de los BRICS y de su defensa irrevocable del multilateralismo irá “en detrimento” de los intereses de su país.
Durante un encuentro con corresponsales extranjeros en Johannesburgo, Ramaphosa felicitó a Bolsonaro por su triunfo en las elecciones presidenciales celebradas en Brasil el pasado 28 de octubre pero reconoció que sus políticas son “diferentes” y que Sudáfrica “estaba más cerca del Partido de los Trabajadores” (PT) de (Luiz Inácio) Lula (da Silva)”.
“Si (Bolsonaro) actúa en contra de lo que defienden los BRICS irá en detrimento de Brasil y los brasileños”, señaló el jefe de Estado de Sudáfrica, país que ostenta este año la presidencia rotativa del bloque de potencias emergentes.
Aunque durante su campaña electoral Bolsonaro dio a entender que se alejaría de este bloque y de otros organismos y tratados internacionales -además de posicionarse contra China y a favor del presidente estadounidense, Donald Trump, en temas como las guerras comerciales-, Ramaphosa cree que el brasileño finalmente no dejará pasar las “oportunidades” que ofrece el bloque.
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