lunes, 30 de octubre de 2017

Cementerios de El Alto, entre hacinamiento y falta de agua

En el Cementerio Minero, en las faldas del Huayna Potosí en Milluni. Foto: Alexis Demarco / Página Siete

Página Siete visitó los camposantos de las zonas de Mercedario, Tarapacá y Villa Ingenio, donde los dolientes ya arreglan los nichos para la fiesta de Todos Santos.

Wara Arteaga Very  / El Alto
 
Dicen que los difuntos no se van solos, que se llevan a un pariente cercano, que hay que despedirlos, pero siempre recordarlos. Dicen que hay otra vida, que cada 1 de noviembre las almas visitan a sus familiares terrenales y que al día siguiente se despiden entre mucha comida,  t’ant’awawas, música y alegría.
 
La  tradicional  fiesta de Todos Santos es la única fecha que convoca a miles  de visitantes  en al menos  10  cementerios de El Alto. Sin embargo, a casi una semana de la  celebración,   en cuatro  camposantos de  la urbe alteña,   se evidencia el hacinamiento, la falta de agua y el olvido.  
 
En el Cementerio Minero, ubicado  en las faldas del Huayna Potosí en Milluni, sólo  quedan escombros de lo que un día fue un panteón con centenares de nichos. Aún así en algunas tumbas se  observan botellas de plástico  con flores frescas. Este camposanto, declarado  Atractivo  y Patrimonio Turístico Cultural de la ciudad de El Alto en 2011, es la antesala de  un   pueblo fantasma, que en tiempos de auge  fue un  importante centro minero.
 
A unos 15  minutos de la Ceja, en la zona  de Tarapacá, se encuentra  el cementerio Héroes del Gas Sur. "Desde hace 11 años algunos han olvidado a sus almas. Yo les notifico, incluso desde radio o periódico”, dice Francisco Dorado, uno de los administradores.
 
 Al ingresar se observa a unas  cinco personas, pero sólo dos visitan a un familiar. Desde el 2006, este cementerio alteño, donde descansan varias  víctimas de octubre de 2003,     ya no tiene espacio para recibir más cuerpos. Según Dorado, este camposanto sólo "cobra vida” en Todos Santos, día en el que acuden miles de personas. 
 
El segundo cementerio en honor a los Héroes del Gas se encuentra en el lado norte de la  urbe alteña, a una cuadra del relleno sanitario de la comunidad El Ingenio.
 
Desde hace  más de una semana, este camposanto, que tiene más de 14 hectáreas de superficie, recibe    a decenas de visitantes que muy atareados y  con la ayuda de albañiles, pintan  las fachadas de  los nichos de sus seres queridos.  
 
"Este cementerio es grande,  tengo tres almitas. Mi papá está desde hace 20 años. Mi mamá falleció hace dos años y el año pasado se fue mi hermana, estoy haciendo construir para ella”, cuenta una mujer,  mientras  dirige una carretilla de arena con ayuda de su esposo.
 
En una de las esquinas de este cementerio se ve una hilera de   tumbas   despintadas, sin nombres  y con flores secas.  Es que además de ser un lugar inaccesible, porque se debe caminar alrededor de media hora para conseguir trasporte público, un visitante debe   cargar  botellas de  agua para poner flores.
 
La falta de agua es también  otro de los problemas del cementerio Mercedario, ubicado en  la zona Cosmos 79 y considerado uno de los camposantos más grandes de la urbe alteña (16 hectáreas).  

"Tengo mi puesto de flores, pero he salido a recoger botellas para llenarlas con agua y vender, porque aquí no hay agua”, dice una comerciante mientras cuida a su pequeña hija que corretea por los estrechos senderos del cementerio. 
 
 Desde muy temprano, Juan Carlos Chipana trabaja  para  embellecer el nicho de su mamá, que  murió hace tres meses. A contra reloj, el hombre  arregla  una tumba que tiene la forma de una  casita cubierta de azulejos blancos y con una cruz en la cabecera.
 
¿Cómo se celebrará   el día de Todos Santos sin agua? La directora interina de los cementerios municipales, Nancy Blanco, adelanta que trabajará junto a EPSAS para garantizar el suministro de agua.  Además,  en coordinación con TREBOL y la secretaría de desarrollo social,  la comuna se prepara para lidiar con  problemas, como la basura y  el extravío de los niños. 
 
"Ese día hay que aphatar”, dice  Juana Tintaya,  que  despertó a las 3:00 para preparar la comida de los albañiles que arreglan los nichos de su esposo y de su hijo. Ambos fallecieron este año. La mujer prefiere no hablar sobre la partida de sus seres queridos, pero sí se anima a contar a detalle cómo recibirá a las almas el próximo 1 de noviembre.
 
Cuenta que  horneará seis quintales de pan y  galletas. Asegura además que instalará una mesa encima los nichos. Por esa razón, pese al hacinamiento y la falta de agua del camposanto Mercedario, la mujer busca embellecer la última morada de sus seres queridos.

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