Hace dos años, en septiembre de 2017, asambleístas del MAS interpusieron un recurso ante el Tribunal Constitucional con el fin de viabilizar la reelección de Morales.
Frente a esa demanda, Almagro -casi de forma inmediata- exigió al Primer Mandatario que respete el referendo del 21 de febrero de 2016, cuando la mayoría del electorado dijo “No” a la reelección de Evo Morales.
De igual forma, en abril de 2018, Almagro remitió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el informe de la Comisión de Venecia, que estable que la reelección no es un derecho humano.
Frente a esa acción, el Gobierno lanzó duras críticas contra Almagro. El presidente Morales lo calificó de “intervencionista”, “operador del imperio” y de hasta de ser “empleado de Trump”. El ahora embajador de Bolivia en la OEA, José Alberto Gringo Gonzales, en aquella oportunidad sostuvo que Almagro no podía emitir criterio, porque su función era ver “si hay papel higiénico en los baños” de ese organismo internacional.
No obstante, la postura de Almagro -excanciller del izquierdista uruguayo José Mujica- giró 180 grados. En septiembre de 2018, en el preámbulo de la 73 Asamblea General de la ONU, el secretario afirmó que Morales “es un adalid de la equidad social”, y que prueba de ello -subrayó- es que Bolivia “es un país con estabilidad política, estabilidad social, con una tasa de crecimiento económico fuerte”.
El viernes, Almagro llegará a Bolivia. Luego de cumplir una “agenda privada”, reuniones con líderes de oposición y desayunar con el presidente Morales, se trasladará al trópico de Cochabamba, bastión del MAS, para entregar obras junto al Primer Mandatario.
El canciller Diego Pary aseguró que el Gobierno no ve ningún problema en que Almagro se reúna con dirigentes de la oposición boliviana. “Como parte de la agenda se tiene la reunión del secretario general de la OEA con representantes de la oposición boliviana. Nosotros, como Gobierno, no tenemos ninguna dificultad en que el secretario general pueda reunirse con representantes de la oposición”, informó el jefe de la diplomacia boliviana, reportó ABI.
La diputada de Unidad Demócrata Shirley Franco informó que inició las gestiones, ante la representación de la OEA en Bolivia, para reunirse con Almagro, con el fin de exponerle la violación del 21F.
Su colega, Wilson Santamaría, sostuvo que Almagro sigue los pasos del presidente Morales, dado que inició su campaña para ser reelegido como secretario general de la OEA.
“Almagro viene a Bolivia a pedir el voto de Evo Morales a cambio de su silencio en el organismo americano y su complicidad respecto a la democracia, además del pisoteo de la voluntad popular”, afirmó Santamaría, quien agregó que la llegada del diplomático forma parte de la campaña “que pretende legitimar la candidatura de Morales y su propia postulación para ratificarse como secretario general de la OEA”.
En diciembre de 2018, Almagro anunció que iría a la reelección, alentado por un grupo de países, entre los que están Colombia y Estados Unidos. Para ser reelegido, necesita una mayoría simple de 18 votos de los países miembros.
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