Guirnaldas, lágrimas de emoción, gritos de pedido de justicia y miles de “gracias” para el jurista estadounidense Thomas Becker... así recibieron en el aeropuerto de El Alto a la comitiva que asistió al juicio civil contra el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada. El grupo permaneció un mes en ese país.
“Me siento orgulloso del jurado de Estados Unidos que dijo que Gonzalo Sánchez de Lozada y (Carlos) Sánchez Berzaín son culpables, porque es así, no hay dónde perderse. Hemos peleado 15 años silenciosamente los familiares de los fallecidos”, expresó Téofilo Baltazar, quien perdió a su esposa embarazada de cinco meses durante la denominada Guerra del Gas, en octubre de 2003.
Aquel año, el país se encontraba en medio de una crisis social a raíz del proyecto de exportar gas a Estados Unidos a través de Chile. La represión militar a las protestas dejó el saldo de más de 60 muertos, durante el conflicto que duró casi dos meses.
Quince años después, el 5 de marzo de 2018, se inició el juicio civil contra Sánchez de Lozada y el exministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín. El 3 de abril, el jurado estadounidense de la Corte Federal de Fort Lauderdale halló responsabilidad en ambas exautoridades, quienes deberán pagar una indemnización de 10 millones de dólares, si el juez de la causa falla en ese sentido.
Desde que se conoció el veredicto, las víctimas se sintieron victoriosas y ayer, al regresar al país, lo ratificaron.
El cálido recibimiento fue protagonizado por personas que conforman la Asociación de Víctimas de Octubre Negro, quienes permanecieron en el país mientras se desarrollaba el juicio.
Estas esperaron en el aeropuerto con retratos de sus familiares fallecidos en octubre de 2003, pero también con guirnaldas y pétalos de flores amarillas. “Estamos orgullosos de verlo ahí sentado (a Sánchez de Lozada) ante el jurado y lo vamos a seguir donde vaya hasta traerlo aquí”, afirmó Baltazar.
Las autoridades gubernamentales no asistieron al encuentro en el aeropuerto. “Mejor que no hayan venido, no queremos nada del Gobierno porque nos han utilizado”, dijo Baltazar.
El abogado e ideólogo de la defensa de las víctimas, Thomas Becker, fue recibido con abrazos, lágrimas, cientos de “gracias” y por supuesto guirnaldas y flores.
Al ser entrevistado por la prensa se quebró al hablar de sus defendidos. “Las víctimas son para mí como familia. Somos muy cercanos y, bueno, estoy muy orgulloso de lo que han hecho”, expresó.
El jurista explicó que los sindicados seguramente apelarán el veredicto final si no es favorable para ellos. Agregó que una futura extradición de los acusados es “un tema que sólo se define de Gobierno a Gobierno”.
Juana Valencia, cuyo esposo falleció por una bala que recibió en su casa, dijo estar convencida de notar que el exmandatario “se rió” de ellos en el juicio. “Se ha sonreído de nosotros allí. Claro, éramos poquitos, no como en aquí donde la gente acompaña, pero allí no es así”, señaló.
La mujer destacó la convicción de los familiares de acudir a un país extranjero sin ayuda, para buscar justicia por sus seres queridos. “Nadie nos ha ayudado, como pobres hemos ido y hemos buscado justicia”, agregó.
Por su parte, Rosa Felicidad Huanca, quien perdió a su padre, señaló que para hacer justicia, Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín deben ser encerrados en la cárcel de Chonchocoro.
Mientras brindaban estas declaraciones a los medios de comunicación, se escuchaban los gritos: “¡Justicia!, ¡queremos justicia!”.
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